lunes, 4 de febrero de 2008

La Celestina [4.2] - IV




[ACTO X; escena I]

MELIBEA.- ¡O lastimada de mí! ¡O malproueyda doncella! ¿Y no me fuera mejor conceder su petición y demanda ayer a Celestina, quando de parte de aquel señor, cuya vista me cautivó, [1] me fue rogado, y contentarle a él y sanar a mí, que no venir por fuerça a descobrir mi llaga, cuando no me sea agradecido, cuando ya, desconfiando de mi buena respuesta, aya puesto sus ojos en amor de otra? ¡Quánta más ventaja tuviera mi prometimiento rogado, que mi ofrecimiento forzoso! ¡O mi fiel criada Lucrecia! ¿Qué dirás de mí? ¿qué pensarás de mi seso, quando me veas publicar lo que a ti jamás he querido descubrir? ¡Cómo te espantarás del rompimiento de mi honestidad y vergüença, que siempre como encerrada donzella acostumbré tener! No sé si habrás barruntado de dónde proceda mi dolor.
¡O, si ya vinieses con aquella medianera de mi salud! ¡O soberano Dios! A ti, que todos los atribulados llaman, los apasionados piden remedio, los llagados medicina; a ti, que los cielos, mar y tierra con los infernales centros obedecen, humildemente suplico que des a mi herido corazón sufrimiento y paciencia, con que mi terrible pasión pueda disimular. […]
LUCRECIA.- Tía, detente un poquito cabo esta puerta. Entraré a ver con quién está hablando mi señora. Entra, entra, que consigo lo ha.
MEL.- Lucrecia, echa esa antepuerta. ¡O vieja sabia y honrada, tú seas bienvenida! ¿Qué te parece, cómo ha sido mi dicha y la fortuna ha rodeado que yo tuviese de tu saber necesidad, para que tan presto me hubieses de pagar en la misma moneda y beneficio que por ti me fue demandado para ese gentilhombre, que curabas con la virtud de mi cordón? [2]
CEL
.- ¿Qué es, señora, tu mal, que muestra las señas de su tormento en las coloradas colores de tu gesto?
MEL.- Madre mía, que comen este coraçón serpientes dentro de mi cuerpo.
CEL.- (Aparte) ¡Bien está, así lo quería yo! Tú me pagarás, doña loca, la sobra de tu ira.
MEL.- ¿Qué dizes? ¿Has sentido en verme alguna causa, donde mi mal proceda?
CEL.- No me has, señora, declarado la calidad del mal. ¿Quieres que adivine la causa? Lo que yo digo es que rescibo mucha pena de ver triste tu graciosa presencia.
MEL.- Vieja honrada, alégramela tú, que grandes nuevas me han dado de tu saber. [3]


[1] Melibea cree que su enamoramiento empezó cuando vio por primera vez a Calisto en el huerto.

[2] Melibea ayudó a Celestina prestándole un cordón para aliviar los males de Calisto. Ahora pide a la alcahueta que la ayude como hizo con él.

[3] (ACTO X; esc I). Monólogo de Melibea en el que muestra su pasión amorosa y su sufrimiento por no poder mostrar su amor. Obsérvese la progresión del personaje de Melibea.
---------------------------------------------------------------
Actividades
a. Comenta la evolución del personaje de Melibea en los tres primeros textos.
b. ¿Por qué sufre Melibea? ¿Qué le pide a Dios?
c. Celestina sabe qué le ocurre a Melibea. ¿Por qué le hace esas preguntas a Melibea?
d. Escribe un título para este fragmento.

No hay comentarios: