jueves, 31 de enero de 2008

La Celestina [4.2] - III

[ACTO IV; escena V]

MELIBEA.- ¿Por qué dices, madre, tanto mal de lo que todo el mundo, con tanta eficacia, gozar o ver desea?
CELESTINA.- Desean harto mal para sí, desean harto trabajo. Desean llegar allá porque llegando viven, y el vivir es dulce, y viviendo envejecen. Así, que el niño desea ser mozo, y el mozo viejo, y el viejo más, aunque con dolor. Todo por vivir, porque, como dicen, "viva la gallina con su pepita". Pero ¿quién te podría contar, señora, sus daños, sus inconvenientes, sus fatigas, sus cuidados, sus enfermedades, su frío, su calor, su descontentamiento, su rencilla, su pesadumbre; aquel arrugar de cara, aquel mudar de cabellos su primera y fresca color, aquel poco oír, aquel debilitado ver, puestos los ojos a la sombra, aquel hundimiento de boca, aquel caer de dientes, aquel carecer de fuerza, aquel flaco andar, aquel espacioso comer? Pues ¡ay, señora!, si lo dicho viene acompañado de pobreza, allí verás callar todos los otros trabajos cuando sobra la gana y falta la provisión, que jamás sentí peor ahíto que de hambre. [1]
[…]
En Dios y en mi alma [Calisto] no tiene hiel; gracias dos mil; en franqueza, Alexandre; en esfuerzo, Héctor; gesto de un rey, gracioso, alegre, jamás reina en él tristeza. De noble sangre, como sabes. Gran justador; pues verlo armado: un San Jorge. fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La presencia y facciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Por fe tengo que no era tan hermoso aquel gentil Narciso que se enamoró de su propia figura, cuando se vio en las aguas de la fuente. [2]
MEL.- ¿Y qué tiempo ha?
CEL.- Podrá ser, señora, de veintitrés años; que aquí está Celestina que lo vio nacer.
MEL.- Ni te pregunto eso, ni tengo necesidad de saber su edad; sino qué tanto ha que tiene el mal.
CEL.- Señora, ocho días. Que parece que ha un año en su flaqueza. […]
MEL.- ¡O, cuánto me pesa con la falta de mi paciencia! Porque siendo él ignorante y tú inocente, habéis padecido las alteraciones de mi airada lengua. En pago de tu sufrimiento, quiero cumplir tu demanda y darte luego mi cordón. Y porque para escribir la oración no habrá tiempo sin que venga mi madre, si esto no bastare, ven mañana por ella muy secretamente. [3]

[1] Parlamento de Celestina, que recoge de Petrarca el tema de los males de la vejez, la vejez como enfermedad. De esta manera va allanado el camino y llevándose a su terreno a Melibea con su palabrería (tópico del carpe diem, aprovecha la juventud). Poco a poco va ganándose la confianza y la voluntad de Melibea.
ahíto-pena, fastidio”.

[2] Alejandro Magno, rey de Macedonia; Héctor, el mejor guerrero de Troya; San Jorge, patrono de la caballería medieval; Hércules, hijo de Zeus, de fuerza formidable; Narciso: para que su belleza no se perdiera, los Dioses convirtieron al joven mitológico en la flor que lleva su nombre.

[3] [ACTO IV; esc V] Poco a poco, Celestina va persuadiendo la voluntad de Melibea. La vieja alcahueta sabe cómo manejar las debilidades de cada personaje. Empieza compadeciendo a Calisto, para que así le pueda dar un cordón de Melibea con el fin de aplacar un dolor de muelas (y para Calisto, como muestra del primer acto de acercamiento). Melibea se siente culpable y accede.

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Actividades
a. ¿Qué recursos literarios emplea Celestina para referirse a los males de la vejez y a Calisto?
b. Compara la actitud de Melibea en esta escena con la de la escena I del primer acto.
c. ¿Con qué intención nombra Celestina a todos estos personajes históricos y mitológicos?
d. ¿Consigue finalmente la alcahueta sus pretensiones? ¿Cómo?

lunes, 28 de enero de 2008

La Celestina [4.2] - II

[ACTO I; escena I]

CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de dios.
MELIBEA.- ¿En qué, Calisto?
CAL.- En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase: y hacer a mi inmérito tanta merced que verte alcanzase: e en tan conveniente lugar que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Sin duda incomparablemente es mayor tal galardón que el servicio, sacrificio, devoción e obras pías que por este lugar alcanzar tengo yo a dios ofrecido. [1] Ni otro poder mi voluntad humana puede cumplir. ¿Quién vio en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre como ahora el mío? Por cierto los gloriosos santos que se deleitan en la visión divina no gozan más que yo ahora en el acatamiento tuyo. Mas, ¡o triste!, que en esto deferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienauenturanza: e yo mismo me alegro con recelo del esquivo tormento que tu ausencia me ha de causar. [2]
MEL.- ¿Por grand premio tienes esto, Calisto?
CAL.- Téngolo por tanto en verdad, que si dios me diese en el cielo la silla sobre sus santos, no lo tendría por tanta felicidad.
MEL.- Pues aún más igual galardón te daré yo, si perseveras.
CAL.- ¡O bienaventuradas orejas mías, que indignamente tan gran palabra [3] habéis oído!
MEL.- Más desaventuradas de que me acabes de oír: porque la paga será tan fiera cual la merece tu loco atrevimiento; e el intento de tus palabras, Calisto, ha sido de ingenio de tal hombre como tu, haber de salir para se perder en la virtud de tal mujer como yo. [4] ¡Vete, vete de aquí, torpe: que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano conmigo el ilícito amor comunicar su deleite!
CAL.- Iré como aquel contra quien solamente la adversa fortuna pone su estudio con odio cruel. [5]


[1] Carácter hiperbólico (exagerado) de la declaración de amor de Calisto, parodiando así una de las características del amor cortés.

[2] Alegría que siente Calisto ante su sufrimiento por la pasión que siente, característica del amor cortés.

[3] Tan gran palabra: “galardón”. Se produce un equívoco, pues Melibea usa el término con significado de castigo, y Calisto lo entiende como recompensa (señal de la dama a la devoción del amante). Calisto lo interpreta como rendición sexual, de ahí la furia que muestra Melibea.

[4] Como es habitual en el amor cortés, la dama censura y rechaza al hombre de clase media (aunque en este caso es de alto linaje) que le acaba de requerir en amores.

[5] [ACTO I; esc I] Primer encuentro, casual, entre Calisto y Melibea. Él se enamora de manera instantánea, mientras que ella le rechaza, siguiendo los tópicos del amor cortés.
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Actividades
a. Resume brevemente el primer encuentro entre Calisto y Melibea.
b. ¿Cuál es la reacción de Calisto ante el rechazo de Melibea?
c. ¿En qué consiste la ambigüedad de la actitud de Melibea?
d. Destaca los rasgos de amor cortés que observes en este encuentro .

jueves, 24 de enero de 2008

La Celestina [4.2] - I



Calisto se enamora apasionadamente de Melibea, y ante su rechazo pide ayuda a Celestina, una vieja alcahueta experta en manejar las más bajas pasiones de cada personaje. Así empieza una de las obras más conocidas de la literatura española, La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea (1499). De esta novela dialogada interesa todo: su autor (Fernando de Rojas, entre otros), género, título...

¿Logrará la alcahueta unir a los amantes con sus artes malignas?

En las próximas entradas estudiaremos a fondo unos fragmentos que nos servirán de referencia.

Mientras, puedes echar un ojo a la caza del tesoro CazaCelestina, donde trabajarás el argumento, los personajes y otros aspectos... Puedes entrar desde el apartado de las cazas de este blog o directamente desde este enlace: http://acano30.googlepages.com/cazacelestina

lunes, 21 de enero de 2008

Don Juan Manuel [4.1] - IV



[Exemplo XXX - De lo que conteció al rey Abenabet de Sevilla con Ramaiquía, su mujer]

Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta manera:
-Patronio, a mí acontece con un hombre así: que muchas veces me ruega y me pide que le ayude y le dé algo de lo mío; y comoquiera que cuando hago aquello que él me ruega, da a entender que me lo agradece, luego que otra vez me pide alguna cosa, si lo no hago así como él quiere, luego se ensaña y da a entender que non me lo agradece y que ha olvidado todo lo que hice por él. Y por el buen entendimiento que habéis, ruégovos que me consejéis en qué manera me comporte con este hombre.
-Señor conde Lucanor -dijo Patronio-, a mí parece que os contece con este hombre segun conteció al rey Abenabet de Sevilla con Ramaiquía, su mujer.
El conde preguntó cómo fuera aquello. -Señor conde -dijo Patronio-, el rey Abenabet era casado con Ramaiquía y amábala más que cosa del mundo; y ella era muy buena mujer y los moros han de ella muchos buenos ejemplos; pero había una cualidad que non era muy buena: esto era que a las veces tomaba algunos antojos a su voluntad. Y acaeció que un día, estando en Córdoba en el mes de febrero, cayó una nieve; y cuando Ramaiquía la vio, comenzó a llorar. Y preguntóle el rey por qué lloraba.
Y ella díjole que por qué nunca la dejaba estar en tierra que viese nieve. Y el rey, por le hacer placer, hizo poner almendrales por toda la sierra de Córdoba; porque pues Córdoba es tierra caliente y no nieva allí cada año, que en el febrero pareciesen los almendrales floridos, que semejan nieve, por hacerle perder el deseo de la nieve.
Otra vez, estando Ramaiquía en una habitación desde la que se veía el río, vio una mujer descalza removiendo lodo cerca el río para hacer adobes; y cuando Ramaiquía lo vio, comezó a llorar; y el rey preguntóle por qué lloraba. Y ella díjole que porque nunca podía estar a gusto, siquiera haciendo lo que fazía aquella mujer.
Entonces, por le fazer plazer, mandó el rey llenar de agua rosada aquella gran albufera de Córdoba en lugar de agua, y en lugar de tierra, hízola llenar de azúcar y de canela y de jengibre y nardo y almizcle y musgo y ámbar y algalia, y de todas buenas especias y buenos olores que podían ser; y en lugar de paja, poner cañas de azúcar. Y desque destas cosas fue llena la albufera de tal lodo cual entendéis que podría ser, dijo el rey a Ramaiquía que se descalzase y que pisase aquel lodo y que hiciese adobes de él cuantos quisiese.
Otro día, por otra cosa que se le antojó, comenzó a llorar; et el rey preguntóle por qué lo fazía.
Y ella díjole que cómo no lloraría, que nunca fiziera el rey cosa por le fazer plazer. Y el rey viendo que, pues tanto había fecho por le fazer plazer y cumplir su talante, y que ya no sabía qué pudiese fazer más, díjole una palabra que se dice en lengua árabe desta manera: «v. a. le mahar aten?», y quiere dezir: «¿Y no el día del lodo?», como diziendo que pues las otras cosas olvidaba, que no debía olvidar el lodo que fiziera por le fazer plazer.
Y vos, señor conde, si veis que por cosa que por aquel hombre hagáis, que si no le hacéis todo lo otrol que os dize, que luego olvida y desagradece todo lo que por él habéis fecho, aconséjovos que no hagáis por él tanto que se os torne en gran daño de vuestra hacienda. Y a vos, otrosí, conséjovos que, si alguno hiciese por vos alguna cosa que os cumpla y después no hiciere todo lo que vós querríais, que por eso nunca lo desconozcáis el bien que os vino de lo que por os hizo. [1]
El conde tuvo este por buen consejo y fízolo así y hallóse ende bien. Y teniendo don Juan éste por buen exemplo, fízolo escribir en este libro y fizo estos versos que dicen así:

Qui te desconoce tu bien hecho,
no dejes por él tu gran provecho.
[2]

[1] Patronio aconseja a Lucanor que no haga nada por otro que pueda perjudicarle, y que agradezca algún favor que le hagan aunque no le hagan otros.

[2] “No sacrifiques nunca tu provecho a favor de quien no te agradece lo que haces por él”.
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Actividades
a. Resume el argumento del ejemplo.
b. ¿Cómo definirías a Ramaiquía?
c. ¿Cómo reacciona siempre el rey Abenabet?
d. ¿Qué le aconseja finalmente Patronio?
e. Actividad final: ¿cuál es tu moraleja? Redacta un cuento inspirado en la estructura de los cuentos de Don Juan Manuel. Tienes que respetar el marco narrativo.

jueves, 17 de enero de 2008

Don Juan Manuel [4.1] - III

[Exemplo XXXVI: De lo que conteció a un mercadero cuando halló a su mujer y su hijo durmiendo en uno]

Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, estando muy enfadado por una cosa que le dijeron, que tenía él que era muy grande su deshonra, y díjole que quería hacer sobre ello tan gran cosa y tan gran movimiento, que para siempre fincase por hazaña. [1]
Y cuando Patronio lo vio así enfadado tan arrebatadamente, díjole:
-Señor conde, mucho querría que supiese lo que conteció a un mercadero que fue un día comprar sesos. [2]
El conde le preguntó cómo fuera aquello.
-Señor conde -dijo Patronio-, en una villa moraba un gran maestro que no tenía otro oficio ni otro mester sino vender sesos. Y aquel mercadero de que ya vos fablé por esto que oyó, un día fue ver aquel maestro que vendía sesos y díjole que le vendiese uno daquellos sesos. Y el maestro díjole que de cuál precio lo quería, que según quisiese el seso, que así había de dar el precio por él. Y díjole el mercadero que quería seso de un maravedí. [3] Et el maestro tomó el maravedí, y díjole:
-Amigo, cuando alguno vos convidare, si non sabéis los manjares que tenéis a comer, hartaos bien del primero que os traxieren.
El mercadero le dijo que no le había dicho muy gran seso. Y el maestro le dijo que él no le diera precio que deviese dar gran seso. El mercadero le dijo que le diese seso que valiese una dobla, y diósela.
El maestro le dijo que, cuando fuese muy sañudo y quisiese hacer alguna cosa arrebatadamente, que se no quejase ni se arrebatase hasta que supiese toda la verdad.
El mercadero tuvo que aprendiendo tales refranes podría perder cuantas doblas traía, y no quiso comprar más sesos, pero tuvo este seso en el coraçón.
Y acaeció que el mercadero que fue sobre mar a una tierra muy lejana, y cuando se fue, dejó a su mujer encinta. El mercadero moró andando en su mercaduría tanto tiempo, hasta que el hijo que naciera de que fincara su mujer encinta había más de veinte años. Y la madre, como no había otro hijo y pensaba que su marido no era vivo, se consolaba con aquel hijo y amábalo como a hijo, y por el gran amor que había a su padre, llamábalo marido. Y comía siempre con ella y dormía con ella como cuando había un año o dos, y así pasaba su vida como muy buena mujer, y con muy gran cuita porque no sabía nuevas de su marido.
Y acaeció que el mercadero libró toda su mercaduría y tornó muy bien andante. Y el día que llegó al puerto de aquella villa do moraba, no dijo nada a ninguno, fuese desconocidamente para su casa y escondióse en un lugar encubierto por ver lo que se hacía en su casa.
Cuando fue contra la tarde, llegó el hijo de la buena mujer, y la madre preguntóle:
-Di, marido, ¿dónde vienes?
El mercadero, que oyó a su mujer llamar marido a aquel mançebo, pesóle mucho, ca bien tenía que era hombre con quien hacía mal, o a lo mejor que era casada con él; y tuvo más: que hacía maldad que no que fuese casada, y porque el hombre era tan mozo. Quisiéralos matar luego, pero acordándose del seso que costara una dobla, no se arrebató.
Y desde que llegó la tarde asentáronse a comer. De que el mercadero los vio así estar, fue aun más movido por los matar, pero por el seso que conprara no se arrebató.
Mas cuando vino la noche y los vio echar en la cama, le resultó muy difícil resignarse y se dirigió a ellos por los matar. Y yendo así muy enfadado, acordándose del seso que comprara, permaneció quieto.
Y ante que apagasen el fuego, comenzó la madre a dezir al hijo, llorando muy fuerte:
-¡Ay, marido e hijo! Señor, dijéronme que ahora llegara una nave al puerto y decían que venía de aquella tierra do fue vuestro padre. Por amor de Dios, id allá cras de grand mañana, y por ventura querrá Dios que sabredes algunas buenas nuebas de él.
Cuando el mercadero aquello oyó, y se acordó como dejara en cinta a su mujer, entendió que aquél era su fijo.
Y si hubo gran plazer, non vos marabilledes. Y otrosí, agradeció mucho a Dios porque quiso guardar que los no mató como lo quisiera hacer, donde resultara muy desgraciado de haberlo hecho, y tuvo por bien empleada la dobla que dio por aquel seso, de que se guardó y que se no arrebató por saña.
Y vós, señor conde, como quier que cuidades que os es mengua de sufrir esto que decís, esto sería verdad de que fuéseis cierto de la cosa; mas hasta que ende seáis cierto, conséjovos yo que por saña ni por rebato, que vos no os rebatéis a hacer ninguna cosa (ca pues esto no es cosa que se pierda por tiempo en os sufrir), hasta que sepáis toda la verdad, y no perdéis nada, y del rebatamiento os podríais muy pronto arrepentir. [4]
El conde tuvo este por buen consejo y fízolo así, y hallóse ende bien. Y teniéndolo don Juan por buen enxiemplo, hízolo escribir en este libro e hizo estos versos que dicen así:

Si con rebato gran cosa hiciereis,
ten que es derecho si te arrepintieres.
[5]

[1] El Conde Lucanor quiere vengarse por algo que le han dicho, y quiere que sea recordado como anécdota ejemplar.

[2]Comprar sesos-recibir consejo a cambio de dinero”.

[3] Antigua moneda española, de oro y depués de cobre.

[4] Patronio aconseja al Conde que no se precipite en la ejecución del castigo por muy irritado que se sienta. Puede meditar, pues no es urgente. De lo contrario podría arrepentirse de sus decisiones.

[5] Lección de prudencia. Es preciso informarse y reflexionar antes de actuar.
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Actividades
a. Define el tema central del ejemplo.
b. Escribe brevemente el argumento del cuento (3-4 líneas).
c. ¿Qué hizo el mercader con todas sus mercancías?
d. ¿Con qué se encontró el mercader cuando volvió a casa?
e. ¿Por qué no reaccionó de inmediato ante lo que vio en su vuelta a casa?
f. Comenta las similitudes entre el consejo que el maestro da al mercader y el que Patronio ofrece a Lucanor.

martes, 15 de enero de 2008

Don Juan Manuel [4.1] - II




El conde Lucanor o Libro de Patronio es su obra más importante. Son 51 cuentos o “exemplos” con una estructura similar:
I-Tras una presentación del narrador, el conde expone un problema a su ayo Patronio
II-Ejemplo.
III-Consejo de Patronio, que el conde pretende poner en práctica.
En estos cuentos están representados todos los estratos sociales, con variados personajes. La obra muestra la realidad española en su complejidad: pereza, superstición, soberbia… Pero también trata en asuntos amorosos la mentira, la ira, la codicia… Enseñará a salir con honra de cualquier situación.
Coincide en algunos ejemplos con el Arcipreste de Hita, pero con un tratamiento serio y didáctico, propio de su moral caballeresca.

lunes, 14 de enero de 2008

Don Juan Manuel [4.1] - I


1282-1348. Don Juan Manuel era sobrino de Alfonso X el Sabio. Hombre de armas y de letras, con clara conciencia de su estilo y del valor de su creación literaria.







Toda su producción pertenece a la tradición literaria didáctico-moralizante de la Edad Media: “enseñar deleitando” (prodesse delectare).

martes, 8 de enero de 2008

lunes, 7 de enero de 2008

Jorge Manrique [3.5] - III

[XXV]
Aquel de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
e tan valiente,
sus grandes hechos e claros
no cumple que los alabe, pues los vieron,
ni los quiero hazer caros,
pues qu'el mundo todo sabe
quáles fueron. [1]

[XXVI]
Amigo de sus amigos,
qué señor para criados
e parientes!
Qué enemigo d'enemigos!
Qué maestro d'esforçados
e valientes!
Qué seso para discretos!
Qué gracia para donosos!
Qué razón!Qué benino a los sugetos,
y a los brauos y dañosos,
un león! [2]

[XL y final]
Assí, con tal entender,
todos sentidos humanos
conseruados,
cercado de su mujer
i de sus hijos e hermanos
e criados,
dio el alma a quien ge la dio
el qual la ponga en el cielo
y en su gloria,
que aunque la vida perdió,
dexónos harto consuelo
su memoria. [3]

[1] Copla XXV. Don Rodrigo Manrique, condestable de Castilla y maestre de Santiago, vivió de 1406 a 1476. Alabanza a su padre.
no cumple-no hace falta”; “facer caros-encarecer”.

[2] Copla XXVI. Nueva alabanza a las cualidades de su padre.
benino-benigno (benévolo, piadoso)”.

[3] Copla XL y final. Despedida al difunto.
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Actividades
d. ¿Qué es el tópico medieval del ubi sunt? ¿En qué coplas las encontramos? Busca alguna copla más en la que se encuentre este tópico y coméntala brevemente.
e. ¿Cómo describe Jorge Manrique a su padre? Escribe una redacción en prosa con todas sus cualidades.
f. Actividades extras:
f.1. EL AMOR Y LA MUERTE son los dos grandes temas medievales. Redacta un texto con la estructura de un reportaje sobre estos dos temas. La presentación podrá ser oral y audiovisual,
f.2. Manrique alude a tres vidas en sus coplas, ¿cuáles son?
f.3. Intenta escribir una copla de pie quebrado, respetando la temática, métrica y rima.

domingo, 6 de enero de 2008

Jorge Manrique [3.5] - II

Coplas a la muerte de su padre

[III]
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
qu'es el morir:
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados son yguales
los que biuen por sus manos
e los ricos. [1]

[I]
Recuerde el alma dormida,
aviue el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
quánd presto se va el plazer,
cómo después de acordado
da dolor,
cómo, a nuestro parescer,
qualquiere tiempo passado
fue mejor. [2]

[XIV]
Esos reyes poderosos
que vemos por escripturas
ya passadas,
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
assí que non ay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
e perlados,assí los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados. [3]

[1] Copla III. Son coplas de pie quebrado, también llamadas manriqueñas. Esta copla muestra al poder igualitario de la muerte.

[2] Copla I. “recuerde-despierte”. Fugacidad de la vida.

[3] Copla XIV. “perlados-prelados (superior eclesiástico)”. Tópico medieval del ubi sunt (“¿dónde están?”), en el que se resalta lo transitorio del hombre y la poca importancia de las cosas mundanas.
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Actividades
a. Realiza el análisis de dos coplas de Manrique. ¿Cómo se estructuran las coplas de pie quebrado o coplas manriqueñas?
b. ¿Cuáles son los temas más recurrentes en las coplas?
c. Explica la imagen de la copla III.

viernes, 4 de enero de 2008

Jorge Manrique [3.5] - I

Jorge Manrique

No son seguros ni su lugar ni su fecha de nacimiento. Parece ser que fue en Palencia en 1440, y murió en 1479. Fue poeta cortesano y hombre de armas (siguiendo la línea de su padre y su tío el poeta Gómez Manrique).
Sus Coplas a la muerte de su padre (una de las obras cumbre de la literatura medieval) son una muestra del amor que sintió hacia éste. Es una elegía en la que se resigna ante la fugacidad de la vida y desarrolla reflexiones como la inestabilidad de la fortuna o el poder de la muerte. En una segunda parte de la obra hace el elogio fúnebre a su padre. En sus coplas se mezclan un estilo grave y melancólico con un lenguaje sencillo y elegante.


En sus coplas hay elementos medievales (concepción cristiana de vida eterna, teocentrismo o el elogio fúnebre), pero también elementos renacentistas (importancia a la Fama y la Fortuna).
En las próximas entradas estudiaremos algunas de sus coplas.

¿Sabías que...? (1)

¿Sabías que el Poema de Mío Cid no es la primera obra que habla de Rodrigo Díaz de Vivar?
Si quieres saber más sobre la épica, el poema y el personaje, puedes hacer esta caza del tesoro, CazaCid: http://acano30.googlepages.com/cazacid